sábado, 27 de noviembre de 2010

XV

Hay cuatro moscas en el aire, frente a la ventana. En la luz que la cortina tiñe suavemente de color anaranjado ejecutan una danza loca. Las observo desde mi silla y son un sedante para la fiebre y el cansancio. Giran, bajan, suben, se enfrentan, se entrecruzan, ensayan multitud de planos, crean laberintos, filigranas, pero sin alterar jamas la imagen de conjunto, el nucleo y la armonia. Juego de sutilezas, imposible de retener, que sin embargo van esculpiendo en la mente relampagos de impresiones precisas, placeres fugaces, que inmeditamente sucumben a la originalidad de nuevos giros. Movimiento, belleza, novedad y muerte. Hay situaciones de gran tension, brevisimas pausas en las que las cuatro ejecutantes, los cuatro elementos de este cosmos, se inmovilizan, fijas en el extremo de su poder,vibrantes de esfuerzo y concentracion, hasta que bajo el mandato de una señal invisible se lanzan nuevamente al torbellino. El baile recomienza, las condiciones se alteran, los ciclos se renuevan, los papeles se intercambian. Es otro tiempo el que trasncurre en ese espacio vivo frente a la ventana. Años entre una variacion y otra, entre un parpadear de alas y otro. Esgrima donde la estocada final apenas esta dada y ya las fintas recomienzan. Gran conflicto donde fuerzas opuestas traban permanente alianza a los efectos de la lucha. La lucha es lo que importa, no los resultados. La lucha y la renovacion de la lucha. La destruccion y la creacion. Y el equilibrio, que es la resultante de este vertigo.

Antonio Dal Masetto
Fuego a discrecion

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